Repetir una y otra vez el mismo cuento es bueno para el aprendizaje de los niños, según un estudio de la Universidad británica de Sussex, cuyos autores consideran que es esta repetición lo que acelera la adquisición del vocabulario.
El estudio fue dirigido por la psicóloga Jessica Horst y sus resultados son consecuencia de un experimento en el que se expuso a dos grupos de niños de 3 años al aprendizaje de dos palabras nuevas. Cada una de ellas era una palabra inventada para designar un objeto desconocido, como por ejemplo "sprock" para referirse a un artículo manual empleado para mezclar comida. Durante el plazo de una semana, uno de los grupos escuchó tres historias diferentes con estas palabras, mientras que el otro grupo escucho una única historia con las mismas palabras nuevas. Pasado ese periodo, se constató que los niños a los se había contado sólo un cuento recordaban mejor las nuevas palabras que los niños a los que se había contado tres historias diferentes.
"Sabemos que cuanto mayor es el número de libros que se tienen en casa, mejores son los resultados académicos de los niños, pero lo que no habíamos comprendido es cómo ocurre ese aprendizaje", dijo Horst. "Lo que esta investigación sugiere -explicó la psicóloga- es que lo importante no es el número de libros, sino la repetición de cada uno de ellos, porque es lo que propicia un mayor aprendizaje".
Horst indicó que ya era conocido que los niños que ven el mismo programa de televisión o la misma película una y otra vez "ofrecen mejores resultados en los posteriores exámenes de comprensión". Según Horst, lo que ocurre con la lectura es que cada vez que un niño escucha el mismo cuento está adquiriendo nueva información. "La primera vez puede ser sólo la comprensión de la historia, la segunda la percepción de los detalles y la descripción, y así progresivamente", explica. "Y si la nueva palabra se introduce en una variedad de contextos, como ocurrió con aquellos a los que se les leyeron tres cuentos diferentes, lo más probable es que los niños no logren concentrarse tanto en la palabra nueva", añade la investigadora.
En conclusión, indicó Horst, "el mensaje podría ser que los niños no precisan necesariamente de una gran cantidad de libros, sino que se benefician de una exposición repetida a los que tengan". La investigación completa se publica este mes en la revista Frontiers in Psychology.
El estudio fue dirigido por la psicóloga Jessica Horst y sus resultados son consecuencia de un experimento en el que se expuso a dos grupos de niños de 3 años al aprendizaje de dos palabras nuevas. Cada una de ellas era una palabra inventada para designar un objeto desconocido, como por ejemplo "sprock" para referirse a un artículo manual empleado para mezclar comida. Durante el plazo de una semana, uno de los grupos escuchó tres historias diferentes con estas palabras, mientras que el otro grupo escucho una única historia con las mismas palabras nuevas. Pasado ese periodo, se constató que los niños a los se había contado sólo un cuento recordaban mejor las nuevas palabras que los niños a los que se había contado tres historias diferentes.
"Sabemos que cuanto mayor es el número de libros que se tienen en casa, mejores son los resultados académicos de los niños, pero lo que no habíamos comprendido es cómo ocurre ese aprendizaje", dijo Horst. "Lo que esta investigación sugiere -explicó la psicóloga- es que lo importante no es el número de libros, sino la repetición de cada uno de ellos, porque es lo que propicia un mayor aprendizaje".
Horst indicó que ya era conocido que los niños que ven el mismo programa de televisión o la misma película una y otra vez "ofrecen mejores resultados en los posteriores exámenes de comprensión". Según Horst, lo que ocurre con la lectura es que cada vez que un niño escucha el mismo cuento está adquiriendo nueva información. "La primera vez puede ser sólo la comprensión de la historia, la segunda la percepción de los detalles y la descripción, y así progresivamente", explica. "Y si la nueva palabra se introduce en una variedad de contextos, como ocurrió con aquellos a los que se les leyeron tres cuentos diferentes, lo más probable es que los niños no logren concentrarse tanto en la palabra nueva", añade la investigadora.
En conclusión, indicó Horst, "el mensaje podría ser que los niños no precisan necesariamente de una gran cantidad de libros, sino que se benefician de una exposición repetida a los que tengan". La investigación completa se publica este mes en la revista Frontiers in Psychology.